Una lavandería que funciona como un reloj: un flujo bien organizado, eficiente, rápido en sus pasos y estructurado para garantizar la máxima higiene.
La fase de planchado representa el paso crucial que finalmente muestra el cuidado con el que se han llevado a cabo los procesos anteriores. Una vez que han desaparecido la humedad y las arrugas, es la sábana perfectamente planchada la que nos dice cuánto mimo y atención hemos dedicado al procesado.
G line es la herramienta de trabajo más valiosa para un negocio de lavandería rentable, un equipo que permite trabajar rápidamente, al tiempo que garantiza resultados de planchado impecables.
¿El secreto? Un amplio ángulo de contacto entre la ropa y la superficie calentada, una potencia perfectamente controlada, un diseño preciso de las partes involucradas en el planchado.